La Historia del Polígrafo: El «Detector de Mentiras» y su Evolución
La historia del polígrafo, comúnmente conocido como «detector de mentiras», comienza en el siglo XX con el deseo de científicos y criminólogos de encontrar métodos objetivos para identificar la veracidad de una persona. Este dispositivo, que mide cambios fisiológicos como la respiración, la frecuencia cardíaca, y la conductancia de la piel, se desarrolló en respuesta a la necesidad de herramientas más confiables en interrogatorios.
Los Primeros Pasos
El origen del detector de mentiras se relaciona con el interés en los cambios corporales involuntarios que ocurren cuando una persona miente. En 1895, Cesare Lombroso, un criminólogo italiano, creó uno de los primeros dispositivos para medir la presión arterial durante interrogatorios, lo que sentó las bases para futuras investigaciones en este campo.
Avances Claves en el Desarrollo
En 1921, John Augustus Larson, un médico y policía estadounidense, perfeccionó los principios de Lombroso y creó un dispositivo que registraba simultáneamente la presión arterial y la respiración, el cual fue utilizado en investigaciones criminales. Este fue el primer polígrafo moderno y se convirtió en la base para los futuros modelos.
Años después, en 1939, Leonard Keeler, un alumno de Larson, mejoró aún más el dispositivo añadiendo la medición de la conductancia de la piel, una reacción física que varía según los niveles de sudoración. Esta versión del polígrafo ganó gran popularidad en los Estados Unidos, especialmente en investigaciones policiales.
La Expansión y los Debates
El detector de mentiras se popularizó después de la Segunda Guerra Mundial en la década de 1940 y se comenzó a usar en varias instituciones, incluyendo agencias gubernamentales. Sin embargo, su uso fue acompañado de una controversia creciente sobre su precisión. Expertos y psicólogos cuestionaron la fiabilidad del polígrafo al argumentar que factores como el estrés o la ansiedad pueden alterar las respuestas físicas de una persona sin que esté necesariamente mintiendo.
El Polígrafo en la Actualidad
Hoy en día, el detector de mentiras sigue siendo utilizado en algunos contextos, especialmente en los Estados Unidos, aunque en muchos otros países no es aceptado como prueba en procedimientos judiciales debido a su cuestionada precisión. La tecnología ha avanzado y se han desarrollado métodos adicionales, como las resonancias magnéticas y la electroencefalografía, que buscan mejorar la precisión en la detección de mentiras.
Conclusión
El detector de mentiras ha recorrido un largo camino desde sus primeros días como una herramienta experimental hasta convertirse en un dispositivo polémico y, a menudo, discutido. Aunque sigue siendo usado en ciertos ámbitos, la discusión sobre su validez y la ética de su uso continúa. La historia del polígrafo muestra la fascinación humana por descubrir la verdad, así como los límites de la tecnología para lograrlo.